El viernes 16 de diciembre se estrenó en los Cines Casablanca la película «Afinidades». Dirigida por Vladimir Cruz y Jorge Perrugoria, protagonistas de la aclamada película «Fresa y Chocolate» que tuvo una nominación el Óscar en 1995, y que les dió a conocer a nivel internacional.
Esta vez se han reunido para contar una historia ambientada en Cuba que trata de cómo «ante el vacío y la falta de explicación racional de muchos de los problemas del mundo contemporáneo, a veces parece que la única salida es refugiarse en los instinstos… y los instintos nos conducen al sexo. Al menos esta es la salida que encuentran los protagonistas de esta historia: el sexo como vía para conjurar la impotencia y reafirmar sus personalidades laceradas por la soledad. Pero el resultado es efímero y el intento tiene consecuencias imprevisibles.»
Con motivo de la llegada de esta película a la cartelera pucelana, entrevisto a Vladimir Cruz, cuya trayectoria profesional abarca desde la interpretación,la creación de guiones cinematográficos o la adaptación de obras teatrales como Fuenteovejuna (que ya se representó anteriormente en el Teatro Zorrilla. Esta vez nos habla de esta película que ha dirigido junto a Jorge Perrugoria.
Carolina: En esta ocasión trabajas de nuevo con Jorge Perrugoria (Fresa y Chocolate) en la dirección ¿cómo surgió la idea de volver a reuniros?
Vladimir: En realidad desde «Fresa… » habíamos coincidido en cinco películas como actores (esta es la sexta) por lo que nunca nos hemos separado mucho, porque aparte de la relación profesional somos también grandes amigos. Últimamente habíamos estado hablando de las ganas que teníamos los dos de diversificar un poco nuestra profesión, yo había empezado hace un tiempo a escribir guiones y también había dirigido un corto y él había dirigido varios documentales y vídeos musicales, aparte de una carrera como artista plástico que viene desarrollando desde hace años. Yo venía trabajando desde hacía unos tres años en el guión de este proyecto y de pronto vimos claro que «Afinidades» era la oportunidad perfecta para ponernos juntos detrás de las cámaras para dirigir un largometraje, sobre todo pensando que nuestra primera película («Fresa…») también fue una codirección y así fue como aprendimos a entender el cine desde el principio, como un trabajo en equipo.
Carolina: ¿Qué tipo de película dirías que se va a encontrar el público que va a ir ver Afinidades?
Vladimir: Digamos que es una película de «autor», como se dice. Es una historia pequeña muy apoyada en sus cuatro personajes protagonistas y que no reniega de su origen literario. Como nuestra aproximación al cine es evidentemente desde el punto de vista del actor nos interesaba mucho reflejar en profundidad los conflictos internos de los personajes. Trata de la crisis de valores del mundo contemporáneo (en todos los sentidos: éticos, morales e ideológicos) y de cómo esto afecta a nuestras vidas y sobre todo nuestra percepción del futuro. No quiero decir con esto que sea una película densa y pesada, está contada con humor e ironía y también el aspecto formal está muy cuidado (por ejemplo la fotografía del joven director de fotografía cubano Luis Najmías es espléndida, y también hemos tenido la suerte de contar con una hermosa banda sonora hecha por el cantautor cubano Silvio Rodríguez).
Carolina: En este caso la historia está enmarcada en Cuba, ¿alguna vez imaginasteis contar una historia como esta en otro contexto?
Vladimir: Al final la película terminó filmándose en el mismo lugar en que ubica su acción la novela, pero en realidad mi primera intención fue hacerla en España colocando la acción en una isla del Mediterráneo y entre una pareja de españoles y otra de cubanos. Me parecía más fácil de este modo contrastar diferentes puntos de vista sobre el mundo contemporáneo. Sin embargo, por azares de la aventura que significa una producción cinematográfica, terminamos regresando a Cuba y al espacio original de la acción, con lo cual estamos muy felices porque realmente es un lugar idóneo para contar una historia así.
Carolina: ¿Con qué dificultades os habéis encontrado durante la filmación de la película?
Vladimir: Muchas, por supuesto. Hacer una película, desde el desarrollo del guión hasta la postproducción y distribución, es una empresa enorme y compleja que requiere muchísimas energías, pero sobre todo una enorme tenacidad (especialmente cuando las condiciones de producción son modestas como es el caso). Luego realmente la única etapa del proceso que conocíamos bien era el trabajo en el set, que es la única en la que suele participar el actor, en todas las demás etapas (prefilmación, postproducción y todo lo demás) a pesar de haber intentado hacer una preparación lo más completa posible, tuvimos que ir descubriendo sobre la marcha las dificultades y la manera de enfrentarnos a ellas. Sin duda lo más difícil fue actuar y dirigir al mismo tiempo, pero por suerte éramos dos y nos ayudábamos mutuamente.
Carolina: En tu caso, ¿dónde te encuentras más cómodo, en la dirección o en la interpretación?
Vladimir: Por supuesto en la interpretación. Tengo una carrera profesional como actor de unos veinticinco años trabajando en todos los medios, lo que me da en estos momentos al menos cierta serenidad a la hora de enfrentar el oficio. En cuanto a la dirección es un mundo que apenas estoy empezando a descubrir ahora, de muchísima responsabilidad y riesgo y por lo tanto apasionante, pero todavía no tengo la suficiente experiencia como director como para sentirme cómodo detrás de la cámara (aunque entre nosotros te digo que creo que la comodidad no es un buen punto de partida para emprender ningún trabajo creativo).
Carolina: Vladimir, sabemos que has hecho una adaptación del «Don Juan Tenorio» (un escritor que tiene mucha importancia en Valladolid) al cubano, ¿como resultó la experiencia?
Vladimir: En realidad la idea surgió porque la Embajada de España en Cuba podía ayudarnos a producir una versión de cámara del «Don Juan Tenorio» que estábamos preparando con el actor y director leonés Jesús Prieto, para estrenarla en La Habana. Nos pareció bastante fácil y coherente trasladar la acción del Tenorio de los patios sevillanos a los patios coloniales de La Habana Vieja, y del mismo modo trasladar el acento andaluz del personaje a mi propio acento cubano. Es una versión muy compacta, para cuatro actores y como te decía antes, concebida para el espacio exterior de un patio colonial. Tiene también un toque cinematográfico pues la acción de la obra está contada en flash backs a partir del encuentro de Don Juan con el Escultor en el panteón. Luego la hemos representado en teatros en España y en otros lugares (a veces insólitos, por ejemplo las últimas representaciones fueron en Belgrado) y en realidad es una puesta que nos ha dado grandes satisfacciones, sobre todo por la manera entusiasta en la que es recibida por el público. A ver si algún día podemos llegar con ella a Valladolid, cosa que nos encantaría porque sé que es una excelente plaza teatral donde estuve representando no hace mucho una Fuenteovejuna, precisamente en el Teatro Zorrilla.
Horario de proyección: 17:15h y 22:30h
Lugar: Cines Casablanca
Dirección: Calle Leopoldo Cano, 8., Valladolid
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