Restoration, buen cine israelí que se desinfla al final.
Por Javier Martín-Caro
Boker Tov Avon Fidelman (Restoration), ganadora del premio a mejor guión en el pasado festival de cine de Sundance, es el segundo largometraje de Joseph Madmony. A través de la historia de un restaurador de muebles al borde de la quiebra, el realizador israelí plantea difíciles conflictos morales a cada uno de sus personales.
Con la paciencia de un restaurador que debe lijar cada una de las impurezas de sus protagonistas, Madmony plantea una historia de ritmo pausado donde cuentan más las elipsis que lo que se dice.
El restaurador, encarnado con solvencia por Sasson Gabay, al que ya disfrutamos en Valladolid con The Band’s Visit, se enfrenta a una decisión entre dos hijos: el que marca la sangre y su aprendiz. Su pasado enterado bajo varias capas de barniz o un futuro por descubrir.
Todo el camino se vive con interés acompañado por la sensacional música de Avi Belleli, limando poco a poco cada una de las artistas de sus personajes en un film con varias lecturas. Lástima que al final se desande parte del camino recorrido y la película se sienta menor a lo que realmente es.
Quizá por esto, y porque nos han contado otras veces la misma historia, Restoration fue recibida con indiferencia y tímidos aplausos en la sesión Vermut del Teatro Calderón.
Calificación: 7.5/10
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